La polémica Ernestina Godoy vuelve al plano protagónico tras la salida —voluntariamente a fuerza— de Alejandro Gertz Manero de la Fiscalía General de la República.
Miguel Camacho @mcamachoocampo
Con los últimos días del año no sólo llegaron las posadas, el ponche y los villancicos: también reapareció el expresidente López Obrador, y se recompuso —de forma poco aseada— el trío que manejó la seguridad en la Ciudad de México durante el sexenio pasado: Sheinbaum–Godoy–García Harfuch.
Vayamos por partes.
López Obrador volvió el domingo para “presentar” su libro Grandeza, sobre las civilizaciones que habitaban el territorio que hoy es México en la época precolombina.
Lo importante de su aparición no es el libro —que seguramente estará cargado de su muy peculiar ideología—, sino el mensaje político que quiso enviar.
Dijo dos cosas centrales:
Primero: su retiro continúa.
Afirmó que no hará gira… aunque si un gobernador le ruega, no creo que se haga del rogar para dar una conferencia.
Segundo: redefinió las condiciones de su regreso al activismo político:
1. Defensa de la democracia:
“Solo rompería este retiro si se atenta contra la democracia en México. Si veo que se intenta subvertir el proceso democrático, saldría a defenderlo con todo”.
2. Defensa de Sheinbaum:
“O si es necesario defender a nuestra presidenta ante un intento de golpe de Estado. No creo que pase, pero si ocurre, estaré ahí. No hay que hacerle sombra ni dividirnos”.
3. Defensa de la soberanía nacional:
“Si hay amenaza externa, regresaría a las calles. La patria no se negocia”.
Lo que yo leo en este mensaje, disfrazado de presentación editorial, es simple: quiso medir fuerzas. Decir aquí estoy. Recordarle a todos que él es AMLO, el hombre al que —en su narrativa— todos deben algo.
Y mientras él reaparecía, en el Senado se reconstruía el trío Sheinbaum–Godoy–García Harfuch. La polémica Ernestina Godoy vuelve al plano protagónico tras la salida —voluntariamente a fuerza— de Alejandro Gertz Manero de la Fiscalía General de la República.
Aunque de dientes para afuera le agradecen al fiscal saliente su trabajo, lo cierto es que Gertz ya era un estorbo para la administración actual. La insistencia en la “coordinación con la nueva fiscal” lo deja más que claro. En síntesis: Gertz era un obstáculo para el segundo piso de la 4T.
Y, dentro de todo este proceso, destaca el mensaje que publicó la nueva fiscal en su cuenta de X tras ser ratificada:
“El día de hoy, tras comparecer ante el pleno del Senado de la República, como parte de un proceso democrático, rendí protesta como Fiscal General de la República (FGR)”.
El chiste se cuenta solo.
En el tintero:
¿La nueva fiscal llegará a fondo en temas como el huachicol fiscal o la muerte de Carlos Manzo?






