La seguridad dejó de ser un concepto vacío para el alcalde. Hoy es acción: presencia efectiva de autoridades, fortalecimiento del equipamiento y coordinación con todas las instancias de gobierno.
Raúl García Araujo @araujogar
Cuernavaca está viviendo una transformación profunda y tangible bajo el liderazgo del alcalde José Luis Urióstegui Salgado. En apenas algunos años, la capital morelense ha pasado de reflejar desorden y falta de coordinación a convertirse en un referente nacional de buenas prácticas de gobierno local, seguridad pública y desarrollo sustentable.
Este cambio no es casual: es fruto de una visión política clara, disciplina administrativa y la capacidad de construir alianzas estratégicas a nivel estatal y federal.
La seguridad ciudadana, uno de los temas más urgentes para la población, ha sido atendida de manera decidida. La reciente toma de posesión del General Brigadier Juan José Montiel Maldonado al frente de la 24/a Zona Militar reafirma la coordinación entre el Ayuntamiento y la SEDENA, consolidando una estrategia que busca la paz de las familias y la estabilidad de la ciudad.
La seguridad dejó de ser un concepto vacío para el alcalde Urióstegui Salgado. Hoy es acción: presencia efectiva de autoridades, fortalecimiento del equipamiento y coordinación con todas las instancias de gobierno.
La instalación del Subcomité Sectorial “Cuernavaca Segura” refuerza este compromiso, creando un espacio donde autoridades municipales y representantes de la sociedad civil suman esfuerzos para prevenir el delito y fortalecer la seguridad pública.
Este órgano permite dar seguimiento a indicadores de desempeño, identificar áreas de oportunidad y recibir propuestas ciudadanas en concordancia con el Eje Rector “Cuernavaca Segura” del Plan Municipal de Desarrollo 2025-2027.
La participación de actores estratégicos como la Mesa Ciudadana de Seguridad y Justicia, Coparmex Morelos y la Asociación de Hoteles de Morelos garantiza que las decisiones del subcomité se tomen desde una perspectiva plural y colaborativa. Es un ejemplo de cómo gobierno y ciudadanía pueden trabajar de la mano para garantizar el bienestar común.
A nivel nacional, Cuernavaca también se ha consolidado como un modelo de liderazgo municipal. La participación activa de Urióstegui en la Asociación de Ciudades Capitales de México (ACCM) ha permitido generar puentes con otros alcaldes y proponer soluciones innovadoras a problemas históricos desde lo local.
La coordinación metropolitana con municipios colindantes demuestra cómo enfrentar desafíos estructurales como la delimitación catastral, la promoción turística regional y la inversión compartida en servicios públicos.
El trabajo del alcalde ha sido reconocido por sus pares, y los proyectos presentados en foros nacionales se consideran buenas prácticas municipales, posicionando a Cuernavaca como ejemplo de gestión, colaboración intermunicipal y desarrollo integral. No solo se reciben recursos y apoyos, sino que se demuestra que es posible transformar una ciudad con visión estratégica y coordinación efectiva.
Hoy, Cuernavaca deja atrás el estancamiento para consolidarse como una capital segura, ordenada y dinámica. La disciplina, coordinación y visión política de José Luis Urióstegui Salgado muestran que gobernar con eficacia no es solo un ideal, sino un camino real hacia ciudades más seguras, justas y sostenibles. Su ejemplo no solo guía a otros alcaldes, sino que marca la pauta de cómo la política local puede generar resultados tangibles para la ciudadanía.
En Cortito: Nos cuentan que durante los primeros siete meses de 2025, la extorsión en Morelos se disparó 48.4 por ciento. Bajo el gobierno de Margarita González Saravia, los casos pasaron de 114 a 221, con Cuautla como epicentro del crimen. Negocios, transporte público e incluso parroquias viven bajo amenaza constante. La violencia no espera; el gobierno sí.
Cárteles como el de Sinaloa, Guerreros Unidos y La Unión Tepito reclutan jóvenes y cobran “derecho de piso” sin que exista reacción efectiva. La ciudadanía teme denunciar; los criminales avanzan; el Estado desaparece. Morelos se convierte en un territorio donde la ley se negocia, y la vida cotidiana se paga con extorsión.
La comparación con la administración pasada es devastadora: antes había 14 grupos criminales y se mantenía cierto control. Hoy, con condiciones similares, el gobierno de Saravia no solo falla en contenerlos, sino que ha permitido que operen con total impunidad.
Margarita González Saravia y su gabinete de seguridad han quedado al descubierto: sin estrategia, sin resultados y sin autoridad. Morelos no puede seguir siendo rehén de su propia incompetencia.
Si no hay cambios inmediatos, el crimen seguirá ganando y los ciudadanos seguirán pagando con miedo y desprotección, mientras quienes deberían protegerlos permanecen inactivos.