La casa de playa en Zihuatanejo fue construida con cantera y mármol; ahora es del gobierno de Guerrero

Por: Newslabmx

Arturo Durazo Moreno nació pobre pero vivió como si hubiera sido hijo de un magnate.

Como jefe de la policía de la Ciudad de México durante el sexenio de José López Portillo, acumuló riquezas gracias a la corrupción que imperaba en el sistema político mexicano.

El Negro Durazo siempre fue ostentoso, portaba alhajas, anillos de oro y ropa de marca.

Para hacerse de grandes sumas de dinero forzaba a sus subordinados a entregarle cuotas diarias; dicen que se lo tenían que entregar en dólares o centenarios ya que no le agradaban los pesos.

Logró amasar una gran fortuna producto de muchos actos delictivos en los que participó, entre ellos el narcotráfico.

Arturo Durazo Moreno llegó a ser el segundo hombre más importante de México muy por encima del secretario de Hacienda en ese entonces.

Este éxito estuvo respaldado principalmente en su amistad con el entonces presidente de México, José López Portillo gracias a quien ascendió rápidamente en su carrera política.

En un área de 25 mil metros cuadrados, en la bahía de Zihuatanejo, Durazo edificó una casa de playa que hoy se ha convertido en un monumento a la corrupción.

El Partenón, como se le conoce, constaba de 5 habitaciones, todas con motivos griegos. La casa de playa fue construida con cantera y mármol y murales de escenas griegas, todas las habitaciones contaban con espejos en el techo y algunas con jacuzzi.

En la parte baja se encontraba el sorprendente comedor que podía albergar cómodamente a 25 personas en un área abierta, con un escenario de la bahía y una alberca semi olímpica con un jacuzzi.

A un costado estaba una discoteca con bar al aire libre y área de regaderas en la parte baja de esa zona.

En los alrededores de la piscina y bar, hay figuras en mármol y cantera de dioses griegos, que fueron testigos mudos de las grandes fiestas y excesos que se vivían en este lugar.

Hoy este llamado Partenón es propiedad del gobierno de Guerrero, tras ganarle un largo juicio a la familia de “el negro” Durazo.

Arturo Durazo Moreno falleció en Acapulco, Guerrero a causa de un cáncer de colon que le aquejaba desde hace años.

Por sus delitos permaneció 8 años en prisión y al salir jamás volvió a poner un pie en su llamado Partenón.