En la zona arqueológica de Cobá, en el estado de Quintana Roo, se halló un relieve de gran formato -4.30 metros de ancho por 3.50 de alto- de más de 1,500 años de antigüedad.
Miguel Camacho @mcamachoocampo
Este 2024 los arqueólogos mexicanos siguieron dando muestra de su vocación por descubrir los secretos que aún esconde nuestro pasado y de paso darnos buenas noticias, que mucho nos hacen falta.
En julio pasado el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) dio a conocer el descubrimiento, a las orillas de la antigua laguna de Viesca, en el estado de Coahuila, de un esqueleto al que denominó “El Hombre de Bilbao”.
El hallazgo llevó a descubrir un nuevo sitio arqueológico de antiguos cazadores-recolectores, ubicado en la hondonada de un paraje, dijo el director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Diego Prieto Hernández.
Los huesos del individuo están muy fragmentados, pero representan todas las partes del esqueleto humano. Los primeros estudios indican que corresponden a un joven de entre 20 y 30 años de edad al momento de morir, que “debió tener una vida nómada físicamente azarosa”.
El esqueleto estaba acompañado de diversos materiales: un collar de conchas marinas, probablemente del Pacífico; una hoja de pedernal blanco, perteneciente a un cuchillo enmangado, característico de los cazadores-recolectores nómadas que habitaron la región desde el poblamiento de América hasta el siglo XVIII; una punta de proyectil y restos de animales.
Pero también hubo otros descubrimientos arqueológicos importantes. En la zona arqueológica de Cobá, en el estado de Quintana Roo, se halló un relieve de gran formato -4.30 metros de ancho por 3.50 de alto- de más de 1,500 años de antigüedad.
El investigador Octavio Esparza Olguín explica que, a partir de los elementos todavía visibles en el texto del relieve, hasta el momento, se ha determinado que la inscripción comienza con una fecha de cuenta larga 9.6.15.6.9, correspondiente al año 569 d.C., relacionada con la fundación de Kehwitznal, “lugar de la montaña del venado”.
Enseguida, menciona la entronización de un gobernante, cuyo nombre puede leerse parcialmente como K’awiil … Ch’ak Ch’een, personaje identificado por primera vez; sin embargo, indica que el antropónimo de K’awiil … Ch’ak Ch’een, “muestra cierta semejanza con el de una soberana registrada en la Estela 30 (ubicada en un cuarto del complejo Nohoch Mul), quien celebró el final de periodo acaecido en 9.7.0.0.0 (573 d. C.). Además, es similar al contenido en la Piedra Jeroglífica C de Okop, sitio al suroeste de Cobá, donde también se ha registrado una mención a Testigo Cielo, afamado gobernante de la dinastía Kaanu’l”.
También se descubrió un muelle y un canal del periodo Posclásico Tardío (1200-1521 d.C.), en lo que fue la playa de una península ubicada al pie del cerro del Chapulín, al poniente de la Ciudad de México; así como Valeriana, una ciudad maya prehispánica ubicada en el estado de Campeche, misma que habría sido ocupada entre los años 250 y 900 d.C.
Los anteriores son sólo algunos ejemplos de cosas buenas que sucedieron en este 2024 que está por concluir, era cuestión de buscar un poco.
EN EL TINTERO
Este 2024 nuestros atletas olímpicos y paralímpicos nos dieron motivo para pensar en cosas agradables. Osmar Olvera, Juan Celaya, Prisca Awiti Alcaraz, Marco Verde, Alejandra Valencia, Ana Paula Vázquez, Ángela Ruiz; atletas paralímpicos como Amalia Pérez y Arnulfo Castorena, además del equipo olímpico de nado sincronizado, nos enseñaron a los mexicanos que es posible conseguir grandes cosas a pesar de funcionarios como Ana Gabriela Guevara, a quien se le olvidó su pasado como atleta e hizo una desastrosa gestión como coordinadora del deporte mexicano.
Gracias al equipo olímpico y paralímpico por su esfuerzo y hacernos decir SÍ SE PUDO.