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Los derrumbes en el sur del Estado de México mantienen cerradas carreteras como la Coatepec Harinas–Porfirio Díaz y la Coatepec Harinas–Ixtapan de la Sal.

Miguel Camacho @mcamachoocampo

Si en algo han fallado los gobiernos en México es en mejorar la seguridad. Ustedes dirán: “algo nuevo, nuevo no nos estás diciendo”. Y sí, tienen razón. Pero en esta ocasión no hablo del desastre cotidiano que es el combate al delito —ese se calla por sabido—, sino de la otra parte de la ecuación: la Protección Civil, esa materia que parece eterna optativa para la clase política.

Vayamos al ejemplo más reciente: la época de lluvias.

Cada año lo mismo. Cada año, las mismas imágenes de vecinos sacando agua con cubetas de sus casas en la Ciudad de México. Cada año, los mismos bajo puentes del Periférico inundados.

Cada año, los mismos socavones que se abren como heridas en la capital… y cada año, nada.

¿De verdad es tan difícil limpiar drenajes, canales y coladeras antes de que caiga la primera tormenta? ¿De verdad no hay maquinaria suficiente para evitar que la ciudad colapse al primer aguacero? ¿Y para qué presumen atlas de riesgos si no los usan?

Lo mismo ocurre en el resto del país. Al momento de escribir estas líneas, los derrumbes en el sur del Estado de México mantienen cerradas carreteras como la Coatepec Harinas–Porfirio Díaz y la Coatepec Harinas–Ixtapan de la Sal. Comunidades como Cochisquila llevan cinco días —y contando— sin energía eléctrica.

La pregunta es simple: ¿por qué las autoridades siempre llegan tarde? Y más aún: ¿qué pasaría si, en lugar de despilfarrar dinero en proyectos caprichosos, se invirtiera en un verdadero atlas de riesgos, en el mantenimiento de drenajes, en una red eléctrica capaz de garantizar suministro a poblaciones rurales? Tal vez entonces la próxima vez que veamos a los vecinos sacar agua de sus casas sea, ahora sí, por lluvias realmente atípicas.

Porque hacer de México un país seguro no se limita a mandar más patrullas: implica prevenir, anticipar y reaccionar con eficacia. No es tarea de un día, pero se empieza con voluntad. Lo demás son excusas y discursos con aroma a mesianismo transformador.

EN EL TINTERO

El IMSS necesita cirugía mayor y una nueva dirección. Después de la inundación en el hospital de Los Reyes La Paz, el mensaje de Zoé Robledo en X fue un monumento a la frivolidad.

Y alguien debería avisarle a Adán Augusto López que ya no tiene nada que hacer en el Senado: lo mejor sería que se retire a su notaría en Tabasco.