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Desde entonces, se han registrado al menos 25 homicidios dolosos.

Este jueves 3 de julio, el gobernador de Jalisco, Pablo Lemus, tiene programada una visita al municipio de Teocaltiche, una de las regiones más golpeadas por la violencia en el estado.

Llega tarde, con una promesa de pacificación incumplida, sin resultados visibles y ante un escenario que no sólo no mejoró, sino que se deterioró gravemente.

El pasado 7 de junio venció el plazo que el propio Lemus se impuso públicamente para “pacificar” Teocaltiche. La promesa, hecha el 23 de abril, no solo no se cumplió: la violencia escaló.

Desde entonces, se han registrado al menos 25 homicidios dolosos, incluyendo el asesinato de tres funcionarios municipales, además de desapariciones forzadas, incursiones armadas a plena luz del día y un territorio aún controlado por el crimen organizado.

Las víctimas de este descontrol incluyen al director de la Policía, Ramón Grande Moncada; al secretario del Ayuntamiento, José Luis Pereira; y a la regidora Cecilia Ruvalcaba. A la fecha, ninguno de estos crímenes ha sido esclarecido.

Tras el vencimiento del plazo, los hechos violentos continuaron. El 10 de junio, una mujer fue asesinada en pleno centro. Cuatro días después, otra víctima por arma de fuego volvió a evidenciar la fragilidad del entorno.

El 16 de junio, habitantes reportaron camionetas con hombres armados y la privación de libertad de dos jóvenes. Un dron captó el momento en que presuntos sicarios del CJNG se llevaban a uno de ellos. La respuesta oficial fue, de nuevo, nula.

El lunes 17, Rogelio Silva Tejeda, de 26 años, fue secuestrado mientras trabajaba en una construcción. Fue golpeado y levantado sin que ningún cuerpo de seguridad interviniera.

A la crisis de seguridad se suma la del sistema judicial. Dos presuntos integrantes de la célula de “El Coyote” —señalados como generadores de violencia por la policía estatal— fueron liberados por un juez federal por irregularidades en su detención, dejando en evidencia un sistema disfuncional que perpetúa la impunidad.

Además, Teocaltiche enfrenta una grave crisis institucional. Este año, 15 policías municipales han causado baja. Aunque se abrieron 20 nuevas plazas, nadie ha respondido a la convocatoria. Desde el secuestro de ocho policías en febrero —cuatro de ellos asesinados—, la inseguridad se ha profundizado.

La disputa entre el CJNG y el Cártel de Sinaloa mantiene el territorio en guerra. Mientras tanto, la presencia del Estado es insuficiente y los resultados del plan de pacificación siguen siendo inexistentes.

Ni el gobernador, ni el fiscal estatal, ni el secretario de Seguridad han presentado avances claros. Lo único cierto es que Lemus estará hoy en Teocaltiche. Pero llega tarde, con las manos vacías y frente a un municipio sumido en la violencia, el miedo y el abandono.