Se pronunció en contra de que los jueves y magistrados sean electos a través del voto popular

Durante la ceremonia del 107 aniversario de la Promulgación de la Constitución, en el Teatro de la República, en Querétaro, el ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Alberto Pérez Dayán, se pronunció por alejar al Poder Judicial de la política.

El clara alusión al Ejecutivo, quien busca reformar al Poder Judicial, el ministro, en representación de la ministra presidenta Norma Lucía Piña, dijo que los administradores de justicia no deben representar la opinión pública.

Por ello también se pronunció porque éstos no sean electos vía voto popular.

“El magistrado no es igual al diputado o al senador: el magistrado es radicalmente distinto; él no va en el ejercicio de sus funciones a representar a la opinión pública; no va a representar a nadie; no lleva el criterio del elector, lleva el suyo propio; simplemente se le nombra como persona en la cual se cree que se reúnen ciertos requisitos indispensables para llenar una función social”, enfatizó.

Al enfatizar la independencia que debe de prevalecer en las decisiones de los juzgadores, enfatizó que éstas no deben de ser posturas que apruebe o no el electorado. Su labor es diferente al representante político, puntualizó.

“Él (juez) tiene que obrar en su función precisa, obrar quizá hasta contra la opinión de los electores (…). La esencia misma de la magistratura es muy distinta de la función social que ejerce el representante político (…) Hay que alejar al Poder Judicial de la política y no arrojarlo al fondo de ella, para que no resulte un juego de las pasiones”, dijo el ministro.

Pérez Dayan añadió en el evento, en el que no acudió ni la presidenta de la Suprema Corte de Justicia, ni el titular del Ejecutivo, que precisamente la carta Magna es la que da atributos al máximo tribunal para invalidar leyes.

Pérez Dayán dejó en claro que es la Constitución la que dio a la SCJN la facultad para invalidar leyes, “independientemente de la fuente de la que provenga, electa o no electa”.

El ministro recordó las palabras de Paulino Machorro y Narváez, diputado del Congreso Constituyente, quien afirmó que: “el magistrado no es igual al diputado o al senador: el magistrado es radicalmente distinto; él no va en el ejercicio de sus funciones a representar a la opinión pública; no va a representar a nadie; no lleva el criterio del elector, sino que lleva el suyo propio; simplemente se le nombra como persona en la cual se cree que se reúnen ciertos requisitos indispensables para llenar una función social; él tiene que obrar en su función precisa, obrar quizá hasta contra la opinión de los electores (…) La esencia misma de la magistratura es muy distinta de la función social que ejerce el representante político… Hay que alejar al Poder Judicial de la política y no arrojarlo al fondo de ella, para que no resulte un juego de las pasiones”.