La estrategia de instalar cámaras en puntos estratégicos parece insuficiente ante la magnitud del problema.
En medio de una escalada de violencia sin precedentes en los Altos de Jalisco, el secretario de Seguridad Pública del estado, Juan Pablo Hernández, anunció la instalación de centros de vigilancia C2 en Teocaltiche y Villa Hidalgo, con cámaras conectadas al sistema Escudo Jalisco C5.
El funcionario informó que se colocarán cámaras en al menos 10 puntos estratégicos de cada localidad, principalmente en accesos y plazas públicas, que estarán conectadas al Escudo Jalisco C5. Según Hernández, esto permitirá “observar movimientos de delincuencia o de sujetos relacionados con criminales”.
Sin embargo, el anuncio contrasta con la falta de acciones contundentes contra los verdaderos generadores de violencia en la región. Desde hace meses, Jalisco sigue siendo un punto caliente en la disputa criminal, y ni una sola detención de alto perfil ha sido reportada, lo que ha encendido alertas entre expertos en seguridad, ciudadanos y autoridades locales.
Desde que asumió la Secretaría de Seguridad Pública de Jalisco, Juan Pablo Hernández, no ha reportado la captura de ningún líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) ni del Cártel de Sinaloa, los principales generadores de violencia en la región.
La situación en Teocaltiche es alarmante: el 28 de abril, el secretario general del ayuntamiento, José Luis Pereida Robles, fue asesinado en un restaurante, apenas dos semanas después del homicidio del director de la Policía Municipal, Ramón Grande Moncada.
Además, el 9 de mayo, la regidora y jefa de enfermeras, Cecilia Ruvalcaba, fue ejecutada dentro de un hospital por un comando armado .
La violencia ha llevado a más de 20 policías de Teocaltiche y Villa Hidalgo a renunciar por temor a represalias . La población, desesperada, ha propuesto la creación de autodefensas ante la inacción de las autoridades .
Mientras tanto, el secretario Hernández presume la detención de Francisco N., alias “El Coyote”, presunto responsable de asesinatos locales, pero sin vínculos conocidos con los líderes de los cárteles que controlan la región .
La estrategia de instalar cámaras en puntos estratégicos parece insuficiente ante la magnitud del problema.
La población exige acciones concretas y resultados tangibles. Las promesas de tecnología y vigilancia remota no han impedido que el crimen organizado continúe operando con impunidad.