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La violencia dejó una herida profunda en el municipio.

Desde el asesinato a balazos de Cecilia Ruvalcaba, jefa de enfermeras y regidora del ayuntamiento, ocurrido en el interior del Hospital de Teocaltiche en mayo pasado, la comunidad ha mostrado un creciente temor a acercarse al nosocomio.

Aunque el hospital continúa operando con personal en guardias, el ambiente es tenso y marcado por la desconfianza.

La Secretaría de Salud Jalisco reconoció que el ataque obligó a replantear las condiciones de trabajo y que el miedo persiste tanto entre los trabajadores como entre los habitantes del municipio.

“El hospital se convirtió en símbolo del miedo”, comentó un funcionario de salud que prefirió el anonimato.

La violencia no sólo cobró una vida dentro de sus muros, también dejó vacíos los pasillos por la ausencia de pacientes que prefieren no arriesgarse a entrar al mismo sitio donde ocurrió el crimen.

A pesar de que las autoridades estatales planean inaugurar próximamente los quirófanos, la incertidumbre reina entre el personal, que labora bajo constante presión y vigilancia.

El temor también afectó otros programas sociales. Recientemente, la jornada de servicios “Las Brigadas de Yo Jalisco llegan a tu municipio” tuvo que ser replanteada, debido al rechazo de muchos habitantes a acudir al hospital, aún si se trataba de recibir atención médica gratuita, asesoría legal o apoyo del Registro Civil.

Para Teocaltiche, el hospital ya no es un lugar de alivio, sino un recordatorio de la inseguridad que atraviesa la región.