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Por sus aguas se transporta alrededor de un 20 por ciento de la producción mundial de crudo y también de gas

El Parlamento iraní pidió, tras los ataques de EE.UU contra Irán, el cierre del estrecho de Ormuz, un punto de importancia estratégica que separa las costas de Irán y Omán, una decisión que aún debe recibir la aprobación del Consejo Nacional de Seguridad de la República Islámica, pero que de confirmarse tendría un impacto mundial.

El estrecho de Ormuz recobra todo su interés ante la escalada del conflicto entre Israel e Irán, y ahora con EE.UU., pues por sus aguas se transporta alrededor de un 20 por ciento de la producción mundial de crudo y también de gas.

Ubicado entre el Golfo Pérsico y el Golfo de Omán, por este estrecho, que en su punto más angosto mide 54 kilómetros, transitan cada día un promedio de 13 buques cisterna que transportan más de 15 millones de barriles de petróleo.

Durante años, las autoridades persas ha amenazado en varias ocasiones tanto a Israel como a Estados Unidos con bloquear el tránsito marítimo y sobre todo a este último, en respuesta a las sanciones impuestas por Washington por su programa nuclear.

Aunque esas amenazas no se han llevado nunca a cabo, ese área ha sido escenario de numerosos incidentes en los últimos años, incluidos ataques y confiscaciones de petroleros y cargueros, en medio de las tensiones entre Irán y Estados Unidos por las sanciones impuestas por este último a la venta de petróleo iraní.

El primer ejemplo de ello fue cuando EE.UU. decidió retirarse en 2018 del acuerdo nuclear firmado entre Irán y las potencias en 2015 al considerar que Teherán mintió sobre su programa atómico al seguir enriqueciendo uranio por encima de los límites permitidos.