El INEGI informó que 58 por ciento de las personas que murieron por la enfermedad en 2020 en nuestro país, lo hicieron en sus casas o en las calles
Héctor Lupercio era un agente de la Policía de Investigación de la Ciudad de México que murió por Covid-19 en abril de 2020. El elemento de la Fiscalía falleció en su casa en la alcaldía Iztacalco, luego de que al llamar a la línea que habilitó el gobierno de la capital para atender la pandemia, le dijeran que sus síntomas no eran graves y lo mejor era esperar en casa.
Lupercio se contagió durante sus jornadas laborales y no fue hasta que sus síntomas se agravaron, que le dieron la incapacidad médica. Cuando intentó hospitalizarse le dijeron que no era necesario y lo mandaron a descansar a casa.
Cuando tuvo dificultades para respirar y marcó a la línea de ayuda de la Ciudad de México para casos de Covid, le recomendaron guardar reposo pues en un par de días sus molestias pasarían. Pero no fue así y el agente murió en su casa ante la mirada de su esposa.
“Nunca lo quisieron recibir en el hospital, decían en las noticias que sí había camas, pero para él nunca hubo un lugar”, dijo uno de sus familiares.
Como él, miles de personas murieron fuera de un hospital de acuerdo con la información aportada por el INEGI, en la que se destaca que más de la mitad de las personas que murieron por Covid-19 durante el 2020, fallecieron fuera de un hospital, es decir en sus casas o en la vía pública.
A pesar de que las autoridades nunca admitieron que la capacidad hospitalaria estuviera rebasada, mucha gente no tuvo la oportunidad de encontrar atención adecuada.

Morir en la calle
El caso de Rafael Aniceto es emblemático. A sus 53 años, murió en la calle, luego de recibir una alta médica voluntaria del Hospital del ISSSTE, José María Morelos y Pavón, en Iztapalapa.
El hombre, quien se ganaba la vida como taxista, ingresó al hospital la noche del 20 de septiembre de 2020, con síntomas de Covid. Su hija dice que después de ingresarlo a urgencias y dejar sus datos, le pidieron irse a casa por ser un hospital Covid y porque la zona donde está el hospital, es peligrosa.
Antes de regresar a casa, dejó en el área de Trabajo Social su número de celular y el de su domicilio para que la llamaran si su papá necesitaba algo.
La noche del 21 de septiembre Rafael supuestamente pidió su alta voluntaria. En ese documento que llevaba consigo al momento de fallecer, anotó su nombre, que no contaba con un familiar y un número de teléfono.
Así como estaba, con la bata médica, la pulsera que lo identificaba como paciente, un cubre bocas y una cobija lo dejaron salir.
Recorrió unos 600 metros a pie hasta que llegó a una sastrería en las calles Siervo de la Nación y Chilpancingo. Ahí se sentó en la banqueta hasta que policías preventivos que hacían su rondín lo vieron y se acercaron a él.
Al darse cuenta que no podía respirar pidieron una ambulancia, pero el hombre falleció antes de que los paramédicos llegaran.
Para los familiares de Rafael su muerte fue una negligencia médica.

“Nunca me llaman a los teléfonos que yo proporcioné, nunca nos llaman, no se nos notifica que mi papá está renuente al tratamiento y pues desafortunadamente lo dejan ir sólo con una bata del hospital y una sábana”, dijo Anahí, hija de la víctima.
En otros casos en que el paciente murió fuera de un hospital, autoridades médicas informaron que fue porque se negaron a ser llevados a un hospital a pesar de estar graves.
«En muchas ocasiones ya sea el familiar o el propio paciente se niegan al traslado por temor, por «N» circunstancias que prefieren quedarse en casa», explicó Guido Sánchez, director del ERUM de la ciudad de México.
Según la información dada a conocer por el INEGI, en 2020 hubo un total de 201 mil 163 defunciones por el nuevo coronavirus, 35 por ciento más que las 148 mil 629 reportadas por la Secretaría de Salud.