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Los cuerpos fueron encontrados en un auto calcinado; por deficiencias de las autoridades hasta ahora los identificaron

Tuvieron que pasar siete años para que los restos de los hermanos Diego Alonso y David Basilio, fueran identificados a pesar de que los hallaron un día después de que se reportó su desaparición.

Su madre, María Guadalupe Pérez Rodríguez, tuvo que enfrentar la a la desorganización de las autoridades frente a los procesos tanto de búsqueda como de identificación y no fue hasta que intervino un equipo de peritos extranjeros que por fin supo el paradero de sus hijos.

Diego Alonso y David Basilio, desaparecieron el 8 de diciembre de 2014 en Piedras Negras, Coahuila.

Un día después del reporte de su desaparición, el vehículo en el que viajaban fue localizado calcinado y en el interior se localizaron los restos, sin embargo, en un primer momento no fue posible determinar la cantidad de personas a la que correspondían.

Inicialmente, la Fiscalía General del Estado (FGE) de Coahuila señaló que correspondía a tres personas, sin embargo, la Fiscalía General de la República determinó que los restos calcinados correspondían a cuatro cuerpos.

En medio del procedimiento, las autoridades de la Fiscalía admitieron que sí existía ADN de la familia en los restos que encontraron; sin embargo, no era posible realizar una identificación individual.

Ante esto, los restos fueron resguardados durante todo ese lapso hasta que organizaciones de la sociedad civil realizaron acciones para que los restos de los jóvenes, hijos de Guadalupe Pérez, fueran llevados a la coordinación del Equipo Argentino de Antropología Forense.

Durante el pasado fin de semana, los restos de los hermanos le fueron entregados a sus familiares, quienes finalmente pudieron sepultarlos.