El menor fue detenido por los agentes y portaba un rifle de asalto.
El Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) volvió a demostrar su brutal estrategia de reclutamiento al poner al frente a menores de edad durante un enfrentamiento con fuerzas federales en los límites de Jalisco y Zacatecas.
El pasado fin de semana, en la carretera que conecta los municipios de Apulco y Tenayuca, en Zacatecas, se registró una balacera entre sicarios del CJNG y elementos de la Guardia Nacional.
Según reportes oficiales, el enfrentamiento fue encabezado por “El Geras”, líder criminal en la región, y Mauro Jáuregui, exalcalde de Apulco, actualmente prófugo de la justicia.
Al verse rebasados por las fuerzas federales, los cabecillas del grupo huyeron del lugar, dejando abandonado a un adolescente de 17 años que había sido reclutado por el cártel como parte de su estructura armada.
El menor fue detenido por los agentes y portaba un rifle de asalto AK-47 con la leyenda BTF47001787, Century Arms Georgia VY, un chaleco antibalas negro, cuatro cargadores y otro chaleco verde con las siglas del CJNG.
Fue puesto a disposición de las autoridades correspondientes para determinar su situación legal por la portación del arma.
Este caso es una muestra más de cómo el CJNG recluta a menores de edad, los adiestra como sicarios y los arroja a la guerra contra las autoridades sin ninguna protección. Para la organización criminal, estos jóvenes no son más que carne de cañón, desechables en cuanto dejan de ser útiles.
No es un hecho aislado. En abril, el fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, reveló que el rancho Izaguirre, ubicado en el municipio de Teuchitlán, Jalisco, funcionaba desde 2021 como centro de reclutamiento y adiestramiento del CJNG. En mayo, el alcalde de ese municipio, José Asunción Murguía Santiago, fue detenido por su presunta participación en dichas operaciones.
El uso de menores como escudos humanos es una práctica cada vez más recurrente en la estructura del CJNG, que no solo perpetúa la violencia, sino que destruye vidas desde edades tempranas, convirtiendo a la juventud en víctimas invisibles de una guerra que no eligieron.