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Localizan con vida a menor desaparecido en Teocaltiche; hay un detenido

Localizan con vida a menor desaparecido en Teocaltiche; hay un detenido

Se trata de un hombre de 52 años.

En Teocaltiche, Jalisco, un menor de 11 años que había sido reportado como desaparecido fue localizado con vida, luego de un operativo puesto en marcha por autoridades municipales.

La alerta se generó cuando la madre del niño reportó su desaparición en la colonia El Nejayote.

Testigos señalaron que un hombre se acercó al menor con el pretexto de regalarle una pelota y se lo llevó.

Ante el reporte, elementos de seguridad desplegaron un operativo que incluyó recorridos por parques, casas y zonas aledañas, además de dar aviso al Ministerio Público y a la Fiscalía del Estado.

Horas después, familiares informaron que el menor regresó a su casa por su propio pie. El niño afirmó que un sujeto lo mantuvo retenido y le impedía pedir ayuda cuando escuchaba pasar patrullas.

Con esa información, elementos de seguridad y familiares ubicaron al señalado como agresor, identificado como Luis “N”, de 52 años, quien fue detenido y enfrenta cargos por privación ilegal de la libertad y abuso sexual infantil.

El caso quedó a disposición del Ministerio Público, mientras continúan las investigaciones.

En Corto: La ficha guerrerense de Sheinbaum

En Corto: La ficha guerrerense de Sheinbaum

En la ruta a 2027, todo indica que Esthela Damián dejó de ser solo una posibilidad. Ya empezó a convertirse en la apuesta presidencial para Guerrero.

Raúl García Araujo @araujogar

La elección de 2027 será la primera donde la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo mueva directamente a sus operadores políticos para consolidar su proyecto. Y una de sus cartas más importantes para ese proceso es Esthela Damián, actual subsecretaria de Prevención de las Violencias de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.

Esthela no llegó ahí por casualidad. Es parte del equipo de Sheinbaum desde la Ciudad de México y una de sus mujeres de mayor confianza. Ha trabajado en la base del proyecto que convirtió a Sheinbaum en la primera presidenta de México.

No hace escándalo. No busca reflectores. Su lealtad y disciplina la tienen hoy al lado de uno de los funcionarios más fuertes del gabinete: Omar García Harfuch. Ambos están en el corazón de la estrategia federal de seguridad y bajo la mirada directa de la presidenta.

Sheinbaum ya tiene mapeado el 2027. Quiere cerrar su gobierno con fuerza, resultados y estados alineados a su visión. Por eso está preparando a quienes pueden operar en serio. Entre ellos, Esthela Damián.

En Guerrero, su nombre suena cada vez más. No por grilla, sino por trabajo. Tiene aceptación social, cercanía con la gente y presencia real en territorio. Morena lo sabe: es una carta sólida para mantener la gubernatura.

Mientras otros se promueven, Esthela trabaja. Recorre el país con la estrategia de prevención del delito.

Las Zonas de Paz que impulsa incluyen salud, educación, deporte, cultura e intervención casa por casa. Se identifican jóvenes en riesgo y se les conecta con oportunidades reales.

En estas jornadas participan los tres órdenes de gobierno, la Guardia Nacional, SEDENA y los programas sociales.

Y ese modelo encaja perfectamente con la lógica presidencial: atender las causas, combatir la desigualdad y prevenir la violencia desde la comunidad.

Esthela Damián habla con la gente, recorre colonias, escucha, y sobre todo, resuelve. Esa cercanía es la que ha generado un arraigo que otros perfiles no tienen.

Por eso en Guerrero empiezan a cerrar filas. Líderes sociales, jóvenes, estructuras territoriales y sectores académicos reconocen que, si la presidenta apuesta por Esthela Damián, no es por compromiso político, sino por resultados. Sheinbaum no regala espacios: los confía a quien le responde con trabajo.

En la ruta a 2027, todo indica que Esthela dejó de ser solo una posibilidad. Ya empezó a convertirse en la apuesta presidencial para Guerrero.

 

En Cortito: Nos cuentan que el asesinato del presidente municipal de Uruapan, Carlos Manzo, no fue solo un crimen: fue un desafío directo al Estado mexicano.

Y esta vez, el crimen organizado se encontró con una presidenta que no vacila. Claudia Sheinbaum Pardo reaccionó de inmediato, dio instrucciones precisas y activó una respuesta federal que ya está en marcha.

Durante su conferencia matutina, la mandataria anunció el Plan Michoacán por la Paz y la Justicia, una estrategia integral que no solo va por los responsables del atentado, sino por la reconstrucción completa del territorio. La instrucción presidencial fue clara: coordinación, inteligencia y resultados.

Sheinbaum dejó en firme que en Michoacán no habrá impunidad. Confirmó el envío de más elementos de la Guardia Nacional a Uruapan, así como una operación conjunta entre la Federación, el estado y los municipios para retomar el control.

No se trata de despliegues mediáticos ni espectáculos militares: son acciones reales, con investigación, tácticas y seguimiento.

La respuesta federal ya comenzó. Y los responsables tendrán consecuencias.

La estrategia será encabezada por uno de los funcionarios de mayor confianza de la presidenta, Omar García Harfuch, quien tiene la misión directa de identificar y detener a los líderes criminales responsables de este vil y cobarde homicidio.

Pongamos el desorden: Uno más

Pongamos el desorden: Uno más

Carlos Manzo pasó a ser uno más: uno más en la estadística delictiva, una más de las promesas de “llegar hasta las últimas consecuencias”, uno más.

Miguel Camacho @mcamachoocampo

Este fin de semana, en una plaza pública, durante una fiesta popular por el Día de Muertos, fue asesinado el presidente municipal de Uruapan, Michoacán, Carlos Manzo, quien se había convertido en un severo crítico de la estrategia federal en materia de seguridad.

Manzo había cuestionado abiertamente la política del gobierno para combatir al crimen organizado. Sus declaraciones le valieron descalificaciones desde la administración de la 4T, cuyos voceros insistían en que su actitud “no estaba bien” porque, decían, en el país existía un estado de derecho que debía respetarse. Argumento, por cierto, muy socorrido cuando alguien osa poner en duda su estrategia.

Tras el asesinato, el gabinete de seguridad federal, encabezado por Omar García Harfuch, ofreció una conferencia de prensa en la que informó que el edil contaba con una escolta conformada, por decisión propia, por policías municipales de su confianza y 14 elementos de la Guardia Nacional.

También detallaron las reuniones que habían sostenido con él para revisar los resultados en materia de seguridad en la región.

La conferencia, sin embargo, sonó más a descargo de responsabilidad: una forma de decir “nosotros cumplimos, nos reuníamos con él”. Pero entre líneas también se leía otra cosa: Manzo no les tenía plena confianza, y por eso los mantenía fuera de su primer círculo de protección.

El gobierno de la doctora Sheinbaum ha mostrado mayor actividad en el combate al crimen. Y está bien. Se reportan avances contra los llamados “generadores de violencia” —así los llaman, con elegancia burocrática—. Pero falta lo esencial: que esos resultados se sientan en la vida cotidiana de la gente.

Decir que bajaron los homicidios o los delitos de alto impacto es sólo un consuelo estadístico, palabras vacías mientras sigan asesinando a hombres y mujeres que se atreven a cuestionar; mientras agricultores y comerciantes sigan pagando derecho de piso para poder trabajar. De nada sirven los números.

Carlos Manzo pasó a ser uno más: uno más en la estadística delictiva, una más de las promesas de “llegar hasta las últimas consecuencias”, uno más.