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Los cárteles los han usado desde hace más de una década; en Chiapas un grupo armado los utilizó contra autodefensas

Los ataques con explosivos en México no son algo nuevo, aunque siempre se han tratado de minimizar para no generar temor entre la población y evitar que se relacionen con actos terroristas. Lo cierto es que no son comunes.
Horas antes del estallido afuera de un restaurante en Salamanca, Guanajuato, que causó la muerte de dos hombres, en Pantelhó, Chiapas militares detuvieron a un hombre que pretendía hacer estallar una bomba en el palacio Municipal, según lo dio a conocer el periodista Isaín Mandujano.
En ese mismo municipio, donde en julio pasado se dio a conocer un movimiento de autodefensas, hubo al menos dos detonaciones provocadas por integrantes del grupo de “Los Herrera”, quienes buscaban intimidar a los integrantes de El Machete.
En su momento, la Fiscalía del Estado negó que hubiera coches bomba en Pantelhó y tampoco habló de las tres personas que murieron en esos estallidos, pero los pobladores tienen claro que sí ocurrió además de que quedó como evidencia un automóvil calcinado en una de las calles de acceso al pueblo.
Quienes también se han sumado a la estrategia de usar explosivos son los carteles que disputan el estado de Michoacán.
Diferentes medios han documentado el uso de drones cargados de explosivos que han sido adquiridos principalmente por el Cartel Jalisco Nueva Generación y en menor medida por el Cartel de Santa Rosa de Lima, originario de Guanajuato.
El presidente Andrés Manuel López Obrador reconoció en su conferencia del lunes esta táctica.

“En Guanajuato han empezado a utilizar explosivos para cometer crímenes y tratar de crear terror, miedo”, dijo el mandatario.
Mucho antes de estos atentados, en febrero de 2008, ocurrió una explosión en avenida Chapultepec de la ciudad de México, que tenía como fin asesinar a un mando policíaco de la capital del país.
La investigación arrojó que una célula del Cartel de Sinaloa trató de abatir al entonces conocido jefe Pegaso, Julio César Sánchez Amaya.
En el estallido murió un hombre apodado “El Pipen” y resultó con quemaduras una joven que fue a prisión por estos hechos, en los que habrían participado al menos 10 personas.
En Guanajuato, después de más de 15 horas, el gobernador Diego Sinhue Rodríguez, fijó postura sobre el atentado.
El mandatario estatal calificó los acontecimientos como un “acto terrorista” y señaló este como «un hecho sin precedente que eleva el nivel de violencia al que habíamos vivido».
Después de tantas horas, Sinhue Rodríguez envió sus condolencias a los familiares de las dos personas fallecidas, además de las cuatro que se encuentran heridas, entre ellos, el repartidor del paquete, de quien su estado de salud es crítico.