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La gente en Teocaltiche y en el vecino Villa Hidalgo, también intervenido por la Policía Estatal, ya no confía en los agentes.

La presencia de la Policía Estatal de Jalisco en Teocaltiche no solo ha fracasado en mejorar la seguridad, sino que ha empeorado la situación. Desde que los agentes asumieron el control el 19 de febrero, se han registrado al menos nueve homicidios dolosos y múltiples denuncias de privaciones ilegales de la libertad, una cifra que contrasta brutalmente con los tres asesinatos ocurridos en los seis meses previos a la intervención.

El despliegue estatal se dio luego de la desaparición de ocho policías municipales el 18 de febrero, cuando se dirigían a Guadalajara para exámenes de control y confianza. Hasta ahora, solo se han encontrado los restos de tres de ellos; de los otros cinco y el chofer, no hay rastro. Pese a que las autoridades han reportado aseguramientos de armas, vehículos blindados y desmantelamiento de presuntas redes criminales, la violencia sigue creciendo.

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La gente en Teocaltiche y en el vecino Villa Hidalgo, también intervenido por la Policía Estatal, ya no confía en los agentes. En lugar de seguridad, lo que se vive es un clima de terror con abusos, allanamientos sin órdenes judiciales y comerciantes obligados a cerrar por amenazas. “Los únicos en los que confiamos honestamente son en la Guardia Nacional y el Ejército”, declaró un habitante a Dominio Público Noticias.

Ante la crisis, la alcaldesa de Teocaltiche, Silvia Margarita Villalobos, ha pedido la intervención del gobierno federal. “Es hora de que toda la fuerza del gobierno voltee a ver a nuestro municipio, que está siendo violentado y que cada día se hunde más ante la impotencia de no ver resultados”, ha declarado. Sin embargo, el gobierno de Jalisco insiste en que su operativo no tiene fecha de conclusión y minimiza las denuncias al calificarlas de “perfiles falsos en redes sociales”.

Mientras las autoridades ignoran los reclamos y la Fiscalía General de Justicia de Jalisco guarda silencio, los homicidios y las desapariciones siguen aumentando. La violencia se ha descontrolado, y la única certeza en Teocaltiche es que la impunidad sigue gobernando.