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Empresarios locales denuncian que están al borde de quebrar en sus negocios.

La economía local de Teocaltiche, un municipio ubicado en la región Altos Norte de Jalisco, enfrenta una de las peores crisis de su historia reciente.

A la par del deterioro en la seguridad pública, el avance del crimen organizado ha generado un impacto devastador en las actividades económicas tradicionales, provocando incertidumbre, miedo y una creciente parálisis en sectores clave para la comunidad.

Uno de los sectores más afectados es el de los talleres artesanales dedicados a la elaboración de sombreros, una tradición profundamente arraigada en la identidad del municipio.

Estos talleres, en su mayoría negocios familiares que han pasado de generación en generación, hoy se ven amenazados por las extorsiones, amenazas y violencia ejercidas por grupos criminales.

Empresarios locales denuncian que están al borde del colapso, no solo por el riesgo personal que enfrentan, sino por la posibilidad de perder el sustento de cientos de familias que dependen de esta industria.

“Ahorita hay poco trabajo, nuestros clientes tienen miedo de entrar a Teocaltiche porque pueden se secuestrados por integrantes del crimen organizado y eso ha provocado la caída de nuestras ventas”, relataron trabajadores del sector a Dominio Público Noticias.

Tal situación demuestran la importancia de esta actividad artesanal no solo como símbolo cultural, sino como motor económico para la comunidad.

La situación se agrava por la falta de acción por parte de las autoridades estatales. Habitantes de Teocaltiche acusan la ausencia del gobernador Pablo Lemus Navarro y de su gabinete de seguridad, quienes, según denuncian, no han implementado estrategias efectivas para contener la violencia ni para proteger a los ciudadanos.

Esta omisión ha permitido que el crimen organizado, en particular el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), opere con total impunidad.

El Geras

El Geras

Según múltiples testimonios, miembros de este grupo delictivo no solo ejercen control territorial, sino que también estarían actuando en complicidad con elementos de la Secretaría de Seguridad Pública de Jalisco. Las denuncias incluyen casos de asesinatos, secuestros y extorsiones, lo cual ha sembrado el terror entre los habitantes y ha contribuido al debilitamiento del tejido social y la economía local.

El impacto de esta violencia va más allá de los talleres artesanales. Comercios, agricultores, transportistas y otros sectores económicos también han sufrido las consecuencias, con una reducción drástica de la actividad productiva.

Muchas familias han optado por cerrar sus negocios o abandonar el municipio ante la falta de garantías para vivir y trabajar en condiciones seguras.

Mientras tanto, la población de Teocaltiche exige respuestas. No solo piden seguridad, sino también una estrategia integral que permita reactivar la economía local, proteger las actividades productivas tradicionales y garantizar el derecho a vivir en paz. La historia de este municipio es la de muchas otras comunidades en México donde el crimen organizado ha penetrado todos los niveles de la vida cotidiana, aprovechando vacíos de autoridad y una débil presencia institucional.

Lo que ocurre en Teocaltiche no es un caso aislado, sino un llamado urgente a que las autoridades actúen con firmeza, transparencia y compromiso para frenar la violencia, castigar a los responsables y rescatar el futuro de sus comunidades.