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Caracas calificó la acción como “piratería internacional” y denunciará el hecho ante organismos globales

La tensión entre Estados Unidos y Venezuela volvió a escalar este miércoles luego de que el presidente estadounidense, Donald Trump, confirmara la interceptación y posterior confiscación de un buque petrolero sancionado frente a las costas venezolanas en una operación militar.

El mandatario aseguró que se trata del “petrolero más grande incautado hasta ahora”, una declaración que provocó un ligero aumento en los precios internacionales del crudo y reavivó el conflicto energético entre ambos gobiernos. El anuncio generó una reacción inmediata en Caracas, donde el gobierno venezolano calificó el hecho como “un robo descarado y un acto de piratería internacional”.

En un comunicado oficial, el Ejecutivo denunció que esta acción forma parte de una política estadounidense orientada a despojar al país sudamericano de sus recursos energéticos y aseguró que acudirá a instancias multilaterales para presentar una denuncia formal.

Horas antes, la fiscal general estadounidense, Pam Bondi, difundió un video donde se observa a militares estadounidenses abordando el buque desde diferentes aeronaves. Bondi explicó que la operación fue ejecutada por el FBI, el Servicio de Investigaciones de Seguridad Nacional y la Guardia Costera, con apoyo del Departamento de Defensa. Las autoridades estadounidenses detallaron que actuaron bajo una orden judicial de incautación, al considerar que el barco transportaba petróleo sujeto a sanciones vinculadas a Venezuela e Irán.

La fiscal añadió que la operación se realizó “de manera segura y sin incidentes” y que las investigaciones sobre el flujo de petróleo sancionado continuarán en los próximos meses. Mientras tanto, Caracas insiste en que se trata de una agresión directa a su soberanía y advierte que responderá por vías diplomáticas y legales.