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El dictamen fue avalado con 17 votos a favor, provenientes de las bancadas del PAN, PRI y MC. Por otra parte, se registraron 14 votos en contra, emitidos por los legisladores de Morena y PT

El Congreso de Chihuahua aprobó una reforma a la Ley Estatal de Educación para prohibir el uso del lenguaje inclusivo en las escuelas, convirtiéndose en el primer estado de México en tomar esta medida.

La iniciativa, impulsada por el Partido Acción Nacional (PAN), fue aprobada por mayoría de votos tras un intenso debate en el pleno. La reforma, que adiciona la fracción XXVIII al Artículo 8 de la Ley Estatal de Educación, tiene como propósito «fomentar el uso correcto de las reglas gramaticales y ortográficas del idioma español». El objetivo explícito de la medida es evitar el uso de términos como “elles” o “todes”.

El dictamen fue avalado con 17 votos a favor, provenientes de las bancadas del PAN, PRI y MC. Por otra parte, se registraron 14 votos en contra, emitidos por los legisladores de Morena y PT.

Durante la exposición de motivos, el diputado panista, Carlos Olson San Vicente, había planteado su rechazo al lenguaje inclusivo, calificándolo como un «distractor de los verdaderos problemas» y un «falso problema que deja contentos a muchos y distrae del verdadero problema de fondo”.

Argumentó también que, en la educación básica, enseñar estructuras gramaticales y ortográficas con claridad garantiza que los educandos puedan expresarse con precisión y comprensión. Asimismo, alertó sobre el riesgo de que el idioma «se fragmente o se empobrezca con el tiempo».

Mientras que la diputada Jael Argüelles Díaz encabezó el voto en contra del Grupo Parlamentario de Morena, al considerar la medida como un retroceso en materia de derechos, inclusión y libertad de expresión.

Sostuvo que la legislación representa un «remedo de política pública, pero fundada en el miedo y en la fobia», ligando estas posturas a la ignorancia. La legisladora criticó que la iniciativa «busca invisibilizar la lucha de las mujeres, de las infancias, de los pueblos originarios y del colectivo LGBTTTIQ+», al buscar imponer criterios rígidos sobre el uso del idioma.

Y, enfatizó que, si se «cuidaran las vidas de las niñas, de las mujeres y de las personas de la diversidad sexual con el mismo empeño con el que defienden paredes y palabras, otra realidad tendríamos».