Existe un vacío de poder tras red criminal ligada al CJNG.
Apulco, Zacatecas, fue este 15 de septiembre el único municipio del estado donde no se realizó festejo oficial por el Grito de Independencia.
La Presidencia Municipal confirmó en redes sociales que “no se realizará ningún tipo de actividad por la noche”, limitándose a convocar a la ciudadanía a colaborar en la limpieza de calles y avenidas para el desfile del día siguiente.
La decisión dejó a la población sin actos cívicos en la fecha más significativa del calendario nacional y reflejó el vacío de poder que atraviesa el municipio.
La ausencia de autoridad local se profundizó tras las detenciones del exalcalde Mauro Yuriel “N” y del exsecretario del Ayuntamiento Juan Antonio “N”, acusados de vínculos con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

La crisis política se agravó luego de que agentes de la Fiscalía General de la República (FGR) irrumpieron en la Presidencia Municipal hace unas semanas, como parte de una investigación sobre una red de funcionarios vinculados con el desaforado exalcalde Mauro Jáuregui.
Según las indagatorias, desde 2024 éste habría montado un esquema de desvío de recursos públicos para financiar a Gerardo González Ramírez, alias “El Geras”, presunto líder regional del CJNG y generador de violencia en Zacatecas y el sur de Jalisco.

El Geras
El operativo de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) tomó por sorpresa a trabajadores municipales, llamados a declarar por el uso y destino de dinero público. La FGR sostiene que la red de complicidad operó incluso cuando Jáuregui se encontraba prófugo, hasta su captura en Nochistlán el pasado 25 de julio.
En ese operativo, encabezado por fuerzas federales y estatales, se aseguró armamento, droga y fueron detenidos tres cómplices junto al exalcalde, quien ya contaba con ficha roja de la Interpol por homicidio.
Mientras tanto, la figura del presidente municipal suplente, Israel Ramírez Íñiguez, permanece ausente. Tras ser exhibido armado y con escudos del CJNG por Dominio Público Noticias, desapareció del escenario político, dejando sin liderazgo a una comunidad atrapada entre la parálisis institucional y la violencia criminal.

La falta de festejos patrios en Apulco no sólo evidenció la crisis de gobernabilidad, sino también el abandono total de la vida cívica de un municipio que hoy enfrenta su mayor fractura política y social en décadas.






