El gesto heroico le dejó quemaduras en el 90% del cuerpo.
La tragedia del Puente de la Concordia, en Iztapalapa, dejó una de las historias más conmovedoras: la de Alicia Matías, una abuelita que puso su vida por delante para salvar a su nieta de apenas dos años.
Cuando la pipa de gas explotó en la Calzada Ignacio Zaragoza el pasado 10 de septiembre, Alicia no dudó. En un acto instintivo y de profundo amor, abrazó a la pequeña Mía y usó su cuerpo como escudo, evitando que las llamas alcanzaran de lleno a la niña.
El gesto heroico le dejó quemaduras en el 90% del cuerpo. Hoy, Alicia permanece en estado crítico en un hospital de la Ciudad de México, mientras médicos hacen todo lo posible por salvarle la vida. En contraste, Mía solo sufrió lesiones menores y ya se encuentra bajo observación.
Vecinos y familiares no han dudado en llamarla “un ángel guardián”. Afuera del hospital, algunos de ellos acompañan a la familia con oraciones, mientras que en el Puente de la Concordia comenzaron a colocarse veladoras y mensajes de apoyo para esta mujer que representa el sacrificio más grande: darlo todo por los suyos.
Las autoridades capitalinas confirmaron que los gastos médicos de Alicia y de su nieta serán cubiertos en su totalidad por el gobierno de la Ciudad de México. Al mismo tiempo, organizaciones sociales han exigido que la empresa responsable de la pipa —que operaba sin seguro— enfrente sanciones ejemplares.
La familia de Alicia pidió mantenerla en las oraciones y agradeció las múltiples muestras de solidaridad. Su historia, marcada por el dolor pero también por la esperanza, se ha convertido en símbolo del amor incondicional que puede nacer incluso en medio de la tragedia.