Anunció la construcción de una base de la Guardia Nacional en un predio de tres hectáreas
Rodeado por más de 50 efectivos de la Guardia Nacional y del Ejército Mexicano, el gobernador de Jalisco Pablo Lemus realizó una fugaz visita a Teocaltiche, uno de los municipios más golpeados por la violencia en el estado desde principios de este año.
Su presencia, lejos de transmitir cercanía o empatía con la población, dejó una imagen clara: el miedo también gobierna desde arriba.
Desde febrero de 2025, Teocaltiche se ha consolidado como una de las zonas más violentas de Jalisco. Enfrentamientos armados, desapariciones forzadas, “levantones” nocturnos y ataques a viviendas se han convertido en el pan de cada día para sus habitantes.
Sin embargo, el mandatario estatal no recorrió ni una sola calle del municipio, no conversó con ciudadanos, no visitó colonias afectadas ni presentó un informe sobre el avance del programa de pacificación que prometió hace ya varios meses.

En lugar de respuestas, se anunció la construcción de una base de la Guardia Nacional en un predio de tres hectáreas. Según el discurso oficial, con esta infraestructura se busca garantizar una presencia permanente de las fuerzas federales, reactivar la economía local y aplicar programas de prevención del delito. Palabras que suenan bien en un boletín de prensa, pero que resultan insuficientes frente a la gravedad de la situación.
Para reforzar el plan integral Teocaltiche, Encarnación de Díaz y Villa Hidalgo, entregamos un predio para la construcción de una nueva base de la @GN_MEXICO_, que permitirá el trabajo coordinado entre las dependencias de seguridad estatal y federal.
Buscamos que las y los… pic.twitter.com/419tsFQvZf
— Pablo Lemus Navarro (@PabloLemusN) July 4, 2025
La presidenta municipal, Margarita Villalobos, estuvo presente en el acto, pero no ofreció declaraciones sobre la inseguridad ni sobre el clima de terror que impera en varias comunidades del municipio. Tampoco hubo pronunciamiento alguno sobre la actuación —o inacción— de las autoridades locales ante los hechos de violencia registrados noche tras noche.
El gobernador, por su parte, se limitó a encabezar el acto protocolario dentro de un perímetro controlado, fuertemente custodiado, sin exponerse a la cruda realidad que viven cientos de familias desplazadas o aterradas por la presencia constante de grupos criminales.
Su visita duró apenas unos minutos y dejó más preguntas que respuestas.
No se refirió por ejemplo qué ha pasado con los cuatro policías municipales que siguen desaparecidos, que no han sido localizados y por quienes hasta ahora no hay ficha de búsqueda.
¿Qué avances reales hay en materia de seguridad?, ¿cuántas detenciones se han hecho?, ¿cuáles son los resultados concretos del programa de pacificación?






