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La gente de estos municipios no necesita promesas, necesita presencia real.

En un intento por desviar la atención de la creciente violencia que azota los Altos de Jalisco, la Secretaría de Seguridad Pública del estado anunció —como si fuera una solución milagrosa— la construcción de una Base Intermunicipal de la Policía del Estado en Villa Hidalgo.

Una promesa más que parece buscar calmar el enojo e indignación de la población, sin atender la verdadera raíz del problema: la inacción y el fracaso de las autoridades para contener al crimen organizado.

Según la dependencia encabezada por Juan Pablo Hernández González, esta base fortalecerá la presencia operativa en los municipios de Teocaltiche, Villa Hidalgo y Encarnación de Díaz, todos ellos golpeados duramente por una ola de violencia sin precedentes.

Lo que no dice el secretario es que la situación en estas zonas ha rebasado cualquier capacidad de respuesta institucional desde hace ya varios meses.

Mientras los enfrentamientos armados son el pan de cada día, y los habitantes viven con miedo, lo único que la Secretaría puede ofrecer es la proyección de una obra futura, como si el crimen organizado fuera a tomarse una pausa mientras se colocan los cimientos de esta instalación.

Hace unos días, Hernández González visitó el terreno donde supuestamente se construirá esta base. Se tomó la foto con personal de la SIOP y revisó planos, pero ni una palabra sobre cuándo llegarán refuerzos reales, cuántos elementos estarán asignados a la región, o qué estrategia efectiva se pondrá en marcha para recuperar el control de la zona.

El terreno, dicen, está ubicado en un punto “estratégico”. Lo verdaderamente estratégico sería tener una autoridad que enfrente la violencia con acciones inmediatas y contundentes, no con anuncios mediáticos que solo buscan ganar tiempo y lavar la imagen de una Secretaría completamente rebasada.

La gente en Teocaltiche, Villa Hidalgo y Encarnación de Díaz no necesita promesas, necesita presencia real, necesita seguridad, necesita vivir sin miedo. Y eso, hasta ahora, sigue sin llegar.