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Por qué los policías estatales, que desde hace más de dos semanas mantienen un operativo con varias patrullas en el municipio no pudieron detener a los sicarios que atacaron cobardemente a los agentes viales

EDITORIAL

Un día después de que la gente salió a las calles de Teocaltiche para exigir justicia por el crimen de la agente Areli López Guzmán, la delegación de la FGR en Jalisco difundió un comunicado reportando el aseguramiento, por parte de la Policía Estatal de tres vehículos, dos de ellos con blindaje artesanal y decenas de cartuchos de arma de fuego.

El hallazgo de esas unidades, armas y municiones no es reciente. De hecho no ocurió en estos días pues el último aseguramiento fue uno que se realizó fue el 23 de enero, cuando se detuvieron a cinco personas, de las cuales dos ya fueron liberadas.

¿Por qué anunciar entonces ese supuesto hallazgo?

Quizá la respuesta sea tratar de distraer la atención y acallar las voces que exigen que la Policía Estatal de Jalisco deje de cometer abusos contra la población de Teocaltiche, que no irrumpan en las casas sin órdenes de aprehensión, que dejen de quitar las cámaras de vigilancia que la gente a colocado por su seguridad afuera de sus casas o simplemente que dejen de amedrentar a quienes ellos dicen ver como «sospechosos».

Por qué los policías estatales, que desde hace más de dos semanas mantienen un operativo con varias patrullas en el municipio no pudieron detener a los sicarios que atacaron cobardemente a los agentes viales, hecho que cobró la vida de Areli López Guzmán y dejó heridos a otros dos de sus compañeros, quienes iban desarmados.

Por qué esos mismos policías quitaron las cámaras de la calle donde ocurrió el ataque contra los agentes viales. Las cámaras que captaron el ataque y cuyo video sirvió para evidenciar el crimen no las lograron quitar porque están a más altura y no eran visibles. Pero no dudamos que después de lo que pasó sean retiradas.

Por qué es que parece que los estatales llegaron a abrirle paso al Cártel Jalisco Nueva Generación y cubren sus abusos e ilegalidades, como cubrir alcantarillas con cemento, sin permisos de las autoridades locales, con el argumento de combate a la delincuencia organizada.

Son muchas las preguntas que hasta hoy no tienen respuesta. Lo que es cierto es que durante el funeral de la agente Areli López, la gente manifestó su repudio a la violencia, a no poder vivir en paz como lo hacían hasta hace algunos años.

El asesinato de la agente Areli y las muestras de solidaridad de la gente deben ser un llamado de atención para el gobernador de Jalisco, Pablo Lemus, para dejar su escritorio y salir a conversar con la gente y saber de primera mano lo que están viviendo.