
Pongamos el desorden | Lleve, lleve su libro… Llévelo
Para realmente fomentar la lectura de obras literarias es necesario que todos volvamos a aprender a leer, para que mejoremos nuestra comprensión de lectura.
Miguel Camacho @mcamachoocampo
Este miércoles en una red social del Fondo de Cultura Económica (FCE) vi fotografías del director de la editorial, junto a Dunia Ludlow, directora de las tiendas del ISSSTE, y a Martí Batres, director general del instituto. Las imágenes eran del acto para anunciar que los libros de una de las editoriales más importantes de habla hispana se venderían en la cadena de tiendas gubernamental.
En un comunicado el ISSSTE informó que 211 títulos de la editorial se venderán en su cadena de tiendas en todo el país. El boletín añade que de 2022 a 2024 se vendieron 12,600 ejemplares en establecimientos de la CDMX.
Es de esperar que como parte de sus estrategias comerciales, el FCE, como cualquier empresa en el mundo, busque ampliar sus puntos de ventas. Lo que me preocupa es que lo tomen como una forma de fomento a la lectura.
Antes que nada hay algo que me parece de extrema urgencia atender y es redefinir lo que deseamos fomentar, porque leer todos leemos a diario, por ejemplo lecturas técnicas para nuestros trabajos, noticias, entre otros muchos materiales. Más bien, digamos de hoy en adelante que lo que deseamos es fomentar la lectura de obras literarias… ¿Qué le parece a usted?
En abril del año pasado el INEGI dio a conocer una disminución en los niveles de lectura, lo que indica que la estrategia seguida por Paco Ignacio Taibo II, el paladín del fomento a la lectura de obras literarias, fracasó.
Fomentar la lectura en un país como México va más allá de abrir librerías y microlibrerías (hasta en tiendas de autoservicio), regalar ejemplares en plazas públicas o imprimir títulos con materiales de mala calidad para venderlos a 20 pesos.
Para realmente fomentar la lectura de obras literarias es necesario que todos volvamos a aprender a leer, para que mejoremos nuestra comprensión de lectura. De nada sirve leer 10 o 12 libros al año si se va a hacer de manera autómata o para cumplir una tarea. Para que valga la pena leer hay que saborear línea por línea, letra por letra.
Para acercar a las nuevas generaciones a la lectura hay que experimentar con nuevos formatos, formatos que les sean atractivos, porque ellos ya leen poco en formatos físicos, su lectura es ya en formatos digitales. Por ejemplo, todo el material de lectura escolar de mis sobrinos (el mayor está en la universidad y el menor en el bachillerato) está en un 95% cargado en dispositivos electrónicos.
EN EL TINTERO
Investigadores del INAH y la UNAM identificaron restos de maíz en artefactos de molienda de más de seis mil años, hallados en sitio hoy ocupado por Xochimilco. En sus trabajos recuperaron huellas del procesamiento de plantas, que dan luces de la transición de cazadores a grupos sedentarios.